Revista de La Reina de Cuba

Noticias, Historia y Opinión.

Todo sobre  música cubana.

 

Año 4 -  No 7 - Julio, 2007

 

 

 

En CUBA

 

 

 

 

 

 

 

cancion  cantautor   musica cuba
   DE LA HISTORIA



Rosendo Ruiz habla de Rosendo Ruiz

 

Siempre me gustó la música, aprendí a tocar malamente con una guitarra que tenía junto a un amigo de la mocedad nombrado Manuel Rubio. Siendo los dos muy jóvenes nos dedicábamos a dar serenatas por Santiago. En esa época le oía a los demas serenateros hablar de Pepe Sánchez y me causó gran curiosidad conocerlo. Había una señora llamada Lucía que vivía en la calle Clarín y le estaban celebrando una noche su cumpleaños. 

Empezamos a cantar mi compañero y yo, la ventana se abrió y el que se asomó era Pepe Sánchez, el padre de la Trova Santiaguera. Fue mi compañero quién lo reconoció y en seguida dejamos de tocar, pero el dijo: "No muchachos, no, sigan tocando que va muy bien, está muy bien lo que están haciendo" entramos en la casa y seguimos la fiesta junto a los demás. Al poco rato Pepe dijo: "Dónde aprediste a tocar guitarra?", Yo le contesté: "Pepe, yo lo poco que sé lo he aprendido solo, simplemente viendo y oyendo a mis amigos"", entonces él me dijo: "Bueno, veo que tienes vocación para el instrumento". Así fue como me enseñó a tocar.

 

Pepe Sánchez siempre que iba a tocar en una fiesta llevaba una especie de conjunto vocal que le servía de coro, eran unas ocho o diez personas. El era un hombre muy caballeroso que tenía relaciones con familias blancas acomodadas como los Merinos, los Pozuela, los Cendoyas y muchas mas. Con su grupo iba y amenizaba fiestas en quintas de recreo que tenían los ricos en Cuabitas, San Vicente, Boniato, Dos Bocas y El Caney. Siempre viviré agradecido de él, porque muchas veces me dió trabajo con ese coro en el que yo cantaba y tocaba la guitarra, Aquellas eran fiestas muy buenas, a la orilla de un río, en las que se bebía y se comía muy bien. Con ese coro fuímos a tocar muchas veces a Guantánamo anunciando un refresco, el autor del comercial era el mismo Pepe, su guarachita decía así:

 

Cola marca Palma Real

es una industria cubana

que todos deben tomar

porque es muy útil y sana.

Esta cola es exquisita

esa es la mejor del mundo

esa cola a todos invita

a tomar en un segundo...

 

Para mí Pepe Sánchez es un compositor que vino a refinar la música cubana. Es innegable que el bolero nació en Santiago de Cuba y que nuestra ciudad es la plaza mas fuerte de este género musical; pero hay que decir que al principio le faltó refinamiento, pues las letras constituían expresiones muy rústicas, la guitarra por lo general se tocaba muy rasgueada sin depender de una refinada ejecución, pero bien, con todo eso, ese era el sistema que se utilizaba al principio. Me acuerdo de algunos autores de Santiago, no muchos, Manuel Delgado, Leopoldo Ruvalcaba, que compuso muchas canciones y boleros patrióticos; pero Pepe Sánchez, lo vuelvo a señalar, fue el primero que refinó nuestro bolero y elevó la calidad de las letras, porque los boleros que se componían en Santiago antes de Pepe tenían letras muy sencillas, sin interés ni elegancia de ninguna especie.

 

Había en Santiago muchos hombres rústicos que eran trovadores, como Eulalio Limonta, que era carbonero. Vivían el la Loma del Clarín, era mulato, indio, alto y gordo. Tenían un compadre que le decían Eusebio Caballón, los dos componían boleros y se trasmitían mensajes y quejas que el uno hacía al otro. Caballón le compuso a Limonta un bolero que decía:

 

Compadre Eulalio

compadre del alma mía

tu silencio he de romper

unido a los míos

qué he de hacer?...

 

En Santiago le llaman pluma a la llave del agua. Eulalio le compuso un bolero a este artefacto:

 

 

Qué pluma

qué pluma tan mala

pues tiene a todos mis vecinos

muertos de sed...

 

 

 

Un lugar de Santiago donde se oía muy buena música era en la casa de Rafael Salcedo, allí pude ver a Claudio Brindis de Salas. Tenía yo unos once años cuando lo ví tocar en el Club San Carlos y en los Jardínes de Michaelson. Voy a referir una anécdota muy interesante de Brindis: El evidentemente padecía de un terrible complejo racial, era un hombre muy excéntrico, es decir, actuaba de una manera muy especial, no era puntual a la hora de asistir a un concierto, casi nunca quedaba bien. Una vez visitó la casa de Salcedo vestido de frac, pero en chancletas en vez de zapatos, lo que llevaba puesto en los pies era un par de cutaras de palo, llegó así y se sentó tranquilamente al pie del piano. Era un negro alto, siempre usaba corsé, tenía para lucir un brillante negro que llamaba mucho la atención, y según oí decir lo había traído de París (...). Cerca de la casa de Salcedo vivía un famoso clarinetista camagueyano, Calixto Varona, que fue director de la Banda Municipal. Su hijo era un excelente violinista y debido a la mala situación económica que había en Cuba tuvo que emigrar al extranjero.

 

Mi primer bolero lo titulé Venganza de amor. Este número lo canté por primera vez junto a Gabriel Rubio, el compañero que yo mencioné. Por cierto que hubo un trovador allá en Santiago que lo oyó y se interesó en conocer el autor, se llama Juan de Dios Hechevarría. Al fin nos conocimos. Me topé con él una noche en una fiesta que daban en la calle Mejorana, él oyó el bolero, me miró de arriba abajo y asombrado por mi corta edad dijo: "Me he convencido de que debajo de cualquier cueva sale un cangrejo".  Rosendo Ruiz

Juan de Dios era también un hombre rústico de muy poca preparación. En sus inspiraciones no reflejaba nunca un tierno sentimiento amoroso hacia la mujer, su lenguaje era mas bien repulsivo. En uno de sus boleros dice: 

 Voluble eres mujer

no has sabido respetar

manchaste el juramento

y ahogaste mi pasión ...

 

En otro bolero emplea el mismo lenguaje cuando refiriéndose a una dama señala:

 

Te has de ver como una escoba barredora

arrastrada y sumergida por el suelo,

sin tener en el mundo consuelo,

ni quién la cara te pueda mirar ...

 

Como que Venganza de amor tuvo gran éxito en Santiago, poco después hice otro bolero que titulé No dides prenda querida. Después caí en un letargo que llegué a pensar que nunca mas iba a poder idear una composición, tenía muchas dificultades económicas ...

 

Yo estaba aprendiendo para sastre, era ya un medio operario cuando decidí ir a trabajar para Mayarí. Estaban próximos a celebrarse los carnavales en Santiago y fui hasta aquel pueblo de la provincia de Oriente porque me habían informado que una vez allí podía ganar algún dinero con por oficio. Yo quería ahorrar para poder disponer de dinero y regresar a Santiago antes de que empezaran los carnavales. Al llegar a Mayarí, que era entonces un lugar solitario muy apartado, cabe las montañas aquellas, trabajaba muchísimo, y al terminar la jornada no tenía donde ir, toda la diversión que podía tener era ir a un culto protestante por la noche. En medio de esas cosas pude conocer a un barbero dominicanoque vivía como a tres cuadras de donde yo estaba y entre los dos surgió una gran afinidad, puesto que a él tambien la gustaba el canto y la guitarra. Recuerdo que un día siendo como las dos o las tres de la tarde fuí a verlo y me dijo: "Hombre, mi amigo, me alegro de verlo, aunque sea para darle esta mala noticia: su amigo se embarca para Santo Domingo porque mi Partido me reclama para que vaya a laborar junto a él. Le dejo esta carta para ver si usted le hace verso y la musicaliza, en ella se habla de unos amores en el mar" (...) Así fue como surgió Entre Mares y Arenas, el número que hizo posible que me conocieran en toda Cuba.

 

Entre las ondas del mar bravío

puse tu nombre mientras soñaba

pues a medida que lo escribía

venían las olas y lo borraban

venían las olas y lo borraban ...

 

El primero que oyó en Mayarí Mares y Arenas fue un joven nombrado Antolín Callejas. Tocaba guitarra y tenía vestidura de sociabilidad, me felicitó porque le gustó mucho la composición.

 

En vez de regresar a Santiago como había planeado, vine para La Habana. Al llegar aquí, desprovisto de todo, no tenía mas que mi oficio de sastre y no completo, era un oficial a medias como ya dije, pero tuve la suerte de comenzar a trabajar en una casa que estaba en la calle Salud 12, el dueño se llamaba Alfonso Méndez. Allí comencé a luchar por proporcionarme el medio de vida mas modesto para poder subsistir. En aquel taller había como treinta operarios, se trabajaba día y noche sin parar y el pago era por pieza, por hacer un saco me pagaban cinco pesos, pero como tenía tan poca práctica me pasaba hasta tres días para terminarlo (...) Los operarios jóvenes del taller éramos treinta, así surgió la idea de recolectar dinero entre todos para organizar encuentros bailables con muchachas de nuestra amistad. Una ocasión en que nos reuníamos para celebrar algo, en medio de la alegría de la juventud, dándonos tragos, bailando y todas esas cosas, yo recuerdo que comencé a cantar:

 

Sobre las olas del mar bravío

puse tu nombre mientras soñaba...

 

Pero que allí estaba Antonio María Romeu, y cuando me oyó cantar me llamó y me dijo: "Oye chiquillo, eso que tu estas cantando, de donde es?", le dije: Mares y Arenas. "Y dónde la hiciste?" En Mayarí. El me miraba asombrado y al final dijo: "Vamos a ver cántamela toda y dime cómo tu hiciste eso y qué instrumento tu tocas?". Le dije: Yo guitarra. Entonces me dice: "Llégate mañana a mi casa que quiero tocar eso en el piano." Recuerdo que el vivía en la calle San Lázaro, después de Belascoaín. Allí nos vimos, él tocó el número y lo transcribió, después me llevó a la casa del editor Anselmo López que tenía su comercio en Obispo 127. Se imprimió la pieza y fue así como se empezó a conocer. Anselmo López le sacó mucho dinero a Mares y Arenas, el fue el responsable de que la partitura se vendiera en precio tan bajo ..

 

 

 

 
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